Alení, cocina del Mediterráneo oriental y occidental en clave minimalista

En la pequeña terraza de hotel Brummell, Alení tiende un puente entre Barcelona y el Oriente Próximo, donde se dejan de lado los artificios para potenciar los sabores

El sucuk sish, uno de los platos de raíces turcas del restaurante. Foto: Alení.

Es como un secreto que pocos conocen. Y que le da ese toque intrigante. Aunque algunas calles de Poble-Sec se convirtieron en un polo gastronómico (en realidad, es un desfile de locales de pinchos), hay otras que no quedan precisamente de paso. Pues allí esta Alení, en la parte ‘de arriba’ de Nou de la Rambla (Nº 174, Barcelona). Pero al llegar, uno se encuentra con el hotel boutique Brumell. ¿Nos equivocamos? Pues no, a un lado de la recepción está el restaurante, que tras atravesar la cocina abierta, se prolonga en un pequeño patio interior.

El local es otra apuesta de la ingeniera turca Seyma Ozkaya, que tras una década trabajando en la industria telefónica decidió dar el salto a la gastronomía con Pinhan, restaurante que luego cambiaría por Funky Bakers, la panadería gastro con raíces en el Mediterráneo oriental que se expandió a la tienda gourmet Funky Deli y el restaurante Funky Eatery.

Su patio interior es un verdadero oasis para cenar en verano. Foto: Alení.

Cocina de los dos lados del Mediterráneo

Esa misma filosofía es la que impregna la breve carta de Alení (que significa ‘obvio’, en turco), diseñada por la chef ejecutiva Dila Karpat con platos que maridan las cocinas de Turquía, Líbano o Jordania con las de Barcelona u otros rincones de la península; que se pueden disfrutar las noches de jueves a domingo.

En total Alení ofrece una docena de opciones, entre entrantes, principales y postres. Se trata de ir por apuestas seguras, sin necesidad de marear al comensal. Esta conjunción entre ambos extremos del Mediterráneo la comprobamos con el labneh marmolado verde y blanco (especie de yogur colado proveniente de Líbano y Palestina) con vegetales crudos, y la cecina de León con copos de almendra. Para acompañar, que no falte el pan trenzado, otra tradición de las tierras del Levante con mantequilla verde y anchoas.

Con un toque misteriosos y romántico. Foto: Alení.

Las ostras de Normandía #3 o el queso manchego son otras opciones para abrir el apetito, aunque también se recomienda -si hay hambre- pedir la ‘montaña’ de patatas fritas con salsa casera o las gambitas fritas, un delicatessen que dan ganas de repetir.

La cocina de Alení repite las fórmulas de Funky Bakers y Funky Eatery, dos locales con influencias del Mediterráneo oriental

Cordero, trucha o sándwich japonés

Una curiosa mezcla de culturas se da con el katsu sando con queso halloumi, sándwich de raíces japonesas, recomendado si uno quiere cenar ligero; opción donde también entra el sucuk sish, embutido turco especiado que se sirve como brocheta.

No hay que perderse las gambitas fritas. Foto: Alení
La montaña de patatas fritas, un futuro clásico. Foto: Alení.

Otras opciones de principales, también de raíces asiático-europeas, son el cordero a la plancha al estilo Alení o la trucha con salsa turca y hoja de parra, también a la plancha. Para cerrar la velada, entre los postres se pueden optar entre el sorbete Alaska, la tarta de limón o la de chocolate con aceite AOVE.

La trucha a la plancha al estilo Alení. Foto: Alení.

Para beber y brindar, Alení cuenta con una docena de referencias de vinos, casi todos naturales, que viene bien para explorar nuevas ideas de pequeñas bodegas catalanas. Y también hay un puñado de cócteles clásicos, aperitivos, whiskies y ginebras que se pueden disfrutar a la luz de las velas, mientras la noche baja su telón.

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