8 terrazas para comer o cenar a todo lujo en Barcelona

No hace falta aire acondicionado: las brisas permiten disfrutan mejor estas exclusivas propuestas de platos, vinos y cócteles de hoteles de cinco estrellas de Barcelona

En Barcelona hay varias terrazas ideales para cenar. Foto Hotel Majestic

Muchas personas concurren a las terrazas en verano para disfrutar de cócteles y tapas. Y está muy bien, porque pocas opciones gastronómicas son más bienvenidas en esta época del año que aprovechar el fresco de la noche o amortiguar el calor con piscinas y toldos.

Pero podemos subir un par de peldaños más si en vez de tapeo proponemos comidas más elaboradas, y que esta vez conozcamos las propuestas de algunos de los hoteles más lujosos de la capital catalana.

Wet Deck – Fire (W Barcelona)

La particular ubicación geográfica del W Barcelona (Plaza Rosa de los Vientos 1), en el extremo sur del Paseo Marítimo de Barcelona, le permite tener unas vistas únicas del litoral costero desde su el primer piso; plataforma donde las propuestas de su terraza Wet Deck dialogan con la renovada propuesta de verano del restaurante Fire.

Desde las 10:00 hasta la 1:00 la terraza del W Barcelona está abierta al público, ya sea con el programa completo del Day Pass (250 euros por dos personas, con derecho a usar tumbonas, champagne y canasta con frutas) o con la combinación de cócteles y platos ligeros que se pueden degustar desde el mediodía en sus sillones.

Terraza Wet Deck al amanecer. Foto W Barcelona

Entre los primeros, se pueden pedir el Romero & Juliet (divertido toque verde para fotografiar), el Fiercely Ginger, el Chili Rush, el Two-Legged Flamingo, el Saint Basil o el Match Point (entre 15 y 19 euros); así como batidos y una exclusiva carta de vinos y champagnes, con la cumbre del Dom Perignom Rosé Magnum (a 1.600 euros la magnum).

El restaurante Fire renovó parte de su carta con la inclusión de nuevos platos como el carabinero o el secreto ibérico a las brasas

Para picar sin llenarse demasiado, están las ostras, el tartar de atún, el ceviche de lubina, varios bowls, nachos, y las clásicas bravas o los calamares que nunca faltan.

Cada domingo, a eso de las 19:00 y hasta las 24:00, la terraza del W Barcelona refuerza su identidad de vanguardia con los Wet Deck Summer Series donde los DJs demuestran su talento con las tendencias musicales. La entrada es gratuita, pero ante la alta demanda la reserva previa es (casi) obligatoria.

Tras un par de cócteles y algún picoteo se puede probar las novedades de verano de la carta del Fire, el restaurante de brasas y fuego del hotel.

Entre los nuevos platos que ha creado el chef Stefano Pinna para esta temporada están los tomates de antaño (gazpacho de remolacha, higos Coll de Dama, cherry confitado y esferificaciones de Pedro Ximénez que sorprenden al estallar) y la berenjena con espuma de mató del Alt Urgell, salsa de piquillo y albahaca morada (14 y 16 euros respectivamente).

Platos de verano del restaurante Fire. Foto W Barcelona

En las carnes, este verano se pueden probar el exquisito secreto de cerdo ibérico (30 euros) con pimientos, judías y salsa de alcaparra; o el carabineros (32 euros) de arroz a la leña, mejillones, picada de perejil y limón quemado.

El resto de la carta, donde se encuentran diversos cortes a las brasas así como pescados y verduras pasados por el fuego, conserva esa combinación de gastronomía sofisticada con guiños a la cocina más primaria.

NH Collection Barcelona Constanza

Otra nueva propuesta para el culto del terraceo de la ciudad: hace pocas semanas el NH Collection Barcelona Constanza (Deu i Mata 69-99) inauguró su espacio de 225 metros cuadrados, vecino a los jardines de Sant Joan de Déu, que dialoga con complejo comercial y de oficinas de L’Illa diseñado por Rafael Moneo.

En concordancia con ese centro el espacio del NH es de un diseño sobrio, casi minimalista, con su cubierta de hormigón desnudo que protege de los repentinos cambios de clima de verano.

La terraza del NH Collection Barcelona Constanza. Foto NH

Pero como se supone que una terraza también es relax, el hotel se encargó de decorarlo con una abundante provisión de plantas y organizar un sector de sofás con sombrillas plegables y coquetas luces amarillas.

En la terraza de NH se puede empezar el día desayunando, o concurrir para comer, de tapeo por la tarde, cena o cócteles llegada la noche

De hecho muchos clientes del Goxo, el restaurante de comida rápida de Dabiz Muñoz que está dentro del hotel, aprovechan la terraza para comer.

Pero lo ideal, durante el verano, es conocer la carta creada para la terraza, con platos pensados para el público visitante pero también para contentar a los locales, con entrantes (12,4 a 16,5 euros) como las croquetas de jamón ibérico y setas, las bravas con alioli o uno de los sellos de la casa, la gilda Constanza con anchoa y boquerón.

En un peldaño superior en cantidad y pensados para compartir (10,4 a 22 euros) siguen la tabla de quesos y embutidos con pan de coca y los huevos rotos con patatas fritas y jamón; o se puede optar por las alternativas de ensaladas (15,9 a 17,9 euros) como la de pollo crujiente, la de la huerta y la caprese.

En los platos principales (14,4 a 19,4 euros) están los panificados para los que no se quieren complicar mucho como la hamburguesa especial de ternera nacional, la quesadilla de pulled pork o los sándwiches mixtos de ibérico o el Club con jamón cocido, bacon, cheddar, tomate, etcétera; de tan abundante que muchos no pueden terminarlo.

Pero si se quiere probar algo más sofisticado, atentos al cierre de la carta (17,4 a 22,4 euros) con platos como la brocheta de pollo marinado con arroz basmanti, el wok de solomillo de ternera con verduras, o el exquisito pulpo asado con espuma de patata.

Pulpo asado con espuma de patatas y sándwich Club. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Para concluir (6,9 euros), están el fondant de chocolate con helado de vainilla, la torrija templada con helado de leche merengada o los diversos helados.

Por las tardes y mediodías hay un menú del día (28 euros) con platos como la ensalada de lentejas con mejillones, el panciotti de berenjena y queso scamorza, el salmorejo de sandía, la picaña de ternera, el calamar a la plancha o el huevo poche.

La carta de bebidas está bien nutrida, con vinos de Cataluña, Rioja, Duero y Galicia; además de una larga selección de destilados y cócteles clásicos.

Con horarios desde la mañana hasta bien entrada la noche, cada miércoles hay sesiones de DJs y el primer miércoles de cada mes el NH Constanza invita a 50 cócteles especialmente creados.

Nobu

El pasado 8 de junio se inauguró la terraza más alta entre los hoteles de Barcelona: la del Hotel Nobu (Av. de Roma 2).

Ubicada en el piso 26 de este hotel de la cadena creada por Robert de Niro, el productor Meir Teper y el chef Nobu Matsuhisa, es un privilegiado atalaya en 360 grados de la ciudad; donde además de la altura se tiene la suerte que no hay ningún edificio que obstaculice las visuales.

La estética fue concebida por el estudio de diseño AvroKo, inspirada en la arquitectura natural, el reencuentro con la tradición y el homenaje al modernismo catalán, como los cerámicos que rodean la piscina.

La terraza está en el piso 26. Foto Hotel Nobu

Para no chocar con el sofisticado restaurante que está dos plantas debajo, la propuesta gastronómica de la terraza del Nobu es más breve que el de otros hoteles, pero que permiten tener una cena a base de platillos.

Igualmente se mantiene la combinación de cocina oriental con toques occidentales, como la muy recomendada cecina de wagyu con pan crujiente, las croquetas de bacalao negro y salsa shiso (que también son muy solicitadas en el restaurante), el edamame (salado o picante, a elegir), las alitas de pollo fritas, los calamares a la sal, las mini hamburguesas de wagyu o la ensalada de espinacas y aguacates (desde 27 a 12 euros).

En la carta de cócteles (16 euros), el bartender Sergi Saque presenta algunas creaciones propias como el Don Ocha o La Velada, refrescantes y sin pasarse con el alcohol, que tienen el acento puesto en las tendencias sudamericanas.

Platos orientales del Nobu. Foto Hotel Nobu

Junto con ellos, hay otras preparaciones comunes a los diferentes Nobu del mundo, como el elegante Yamato de champagne, el Coyote (“ideal para los amantes del Negroni”, dice Saque) o la sofisticada Rosa Inglesa, entre otros.

También se pueden elegir cervezas artesanas como las Garage Beer; vinos, cavas y champagnes de DO españolas y francesas; bebidas para disfrutar sobre todo al atardecer, cuando se ve cómo el sol se esconde detrás de las sierras mientras la terraza adquiere un magnético tono amarillento y la ciudad empieza a encender las luces.

Roka – Marina Coastal Club (Hotel Arts)

El Hotel Arts (Marina 19-21) es otro de los establecimientos que ofrecen una propuesta dual en sus terrazas.

Una es la del clásico Marina Coastal Club. En la segunda planta de este cinco estrellas, con vistas al Puerto Olímpico de un lado y el ‘pescado’ de Frank Ghery por el otro, este espacio que puede ser para cócteles como para comidas o cenas propone viajar por los gustos marítimos y de las tierras, como el steak tartar, el salmón del Atlántico tiradito, las gambas al ajillo, el montadito mediterráneo de escalivada, sopas frías y ensaladas.

Chuletas de cordero del Roka. Foto Hotel Arts

Si se sube de peldaño, la carta ofrece platos más potentes como el entrecot, el lomo de ternera a la parrilla, los chuletones o los pescados del día.

Originarios de Londres, los restaurantes Roka proponen comer mariscos, verduras y carnes a la brasa al estilo robatayaki

Por las noches, otro sector de su amplia terraza se convierte en Roka, un restaurante al aire libre que estará abierto hasta septiembre.

Los restaurantes Roka, originarios de Londres, fueron creados por Rainer Becker, reconocido en Europa por impulsar la parrilla robata en el continente; inspirada en la cocina de los pescadores nipones.

Roka estará abierto hasta el fin del verano. Foto Rusne Draz Photos

Gran parte de la carta gira en torno a la cocina robatayaki, con mariscos, carnes y verduras a las brasas, como el filete de besugo, miso y cebolla roja o las chuletas de cordero con especias coreanas y espárragos con soja dulce y sésamo.

Siguiendo en la línea de la cocina oriental, se pueden probar el sushi de Wagyu con

caviar Oscietra, el sashimi de atún yellowtail con aliño de yuzu y trufa, o los dumplings de cangrejo real, bacalao negro y gambas con chili asado.

La Dolce Vitae (Hotel Majestic)

Presidiendo la avenida más elegante de Barcelona, con panorámicas que abarcan desde el Montjuïc a la derecha hasta la Sagrada Familia a la izquierda y con el Mediterráneo de fondo, el Hotel Majestic (Paseo de Gràcia 68) presenta su terraza La Dolce Vitae.

Si se pueden tener estas vistas es que pocos edificios de esta avenida llegan a los 10 pisos de altura, y es un premio visual que se añade a la propuesta gastronómica asesorada por Nandu Jubany e implementada por el chef ejecutivo David Romero.

En las mesas bajas con sillones o en las que están bajo los toldos en sillas plegables, la idea es probar platos frescos, de porciones no muy grandes para evitar el agobio.

Las Tapas del Chef. Foto Hotel Majestic

Al empezar, se sugiere probar un plato que sintetiza los conceptos de estos cocineros: las Tapas del Chef es un viaje por ocho pequeñas creaciones de mar y montaña, como el bikini de ternera, el churro de bacalao, el boquerón marinado, la Oreo de parmesano o la sobrasada con huevo de codorniz.

Luego, es mejor compartir entrantes (12 a 28 euros), entre ellos los jugosos tomates de la huerta de Can Met, los tacos crujientes de tatar de atún, el tiradito de lubina con aguacate, las ostras del Delta del Ebro con salsa ponzu o el refinado jamón ibérico de bellota Carrasco de Guijuelo.

Entre los principales (18 a 32 euros), los que prefieren platos más contundentes pueden ir por el pulled pork a baja temperatura o la hamburguesa de vaca de Girona; y en un peldaño inferior en volumen, el solomillo de ternera a tagliata o alternativas marítimas como el pescado fresco del día o el pulpo con patata al azafrán.

Entre los postres (12 euros) hay dos que monopolizan las elecciones: el sándwich helado de Ferrero Rocher y Nutella (ojo que el XXL es muy grande) y el donut Majestic con helado de yogurt, mango, fruta de la pasión y crujiente de chocolate.

Vistas al atardecer desde La Dolce Vitae. Foto Hotel Majestic

La carta de bebidas tiene una docena de vinos, cavas y champagnes de Cataluña, el resto de España, Francia y otros lugares como Nueva Zelanda.

Pero nuestra recomendación es probar los cócteles de autor (18 euros), como el Dolcea Vitae Spritz, el Barcelona Divina, el Gothic Mule o el Eixample Negroni; además de varias opciones sin alcohol.

Terrat – Mandarin Oriental

Terrat, la terraza del Mandarin Oriental Barcelona (Paseo de Gràcia 38-40) es otro de los privilegiados balcones que miran a la milla de oro de la capital catalana, donde se pueden ver como pequeñas figuras a los turistas llenos de bolsas de marcas de lujo y al tránsito siempre denso.

Pero desde estas alturas hay una sensación de oasis, de paréntesis urbano en los que desde las mesas bajas o los sofás-tumbonas se ofrece un interesante viaje gastronómico por los sabores de Perú.

El chef Gastón Acurio, el mejor embajador del país que hace años lidera la revolución gastro de Latinoamérica, firma la carta de platos como los tequeños criollos de lomo, el variado de ostras con toques de lima y huevas de salmón, el tartar de berenjenas asadas, la tentadora degustación de mariscos y pescados o el súper exclusivo pase de caviar RioFrío servido con patacones de plátano.

Vistas del Terrat. Foto Mandarin Oriental

No es metafórico: he visto gente que se ha emocionado al probar los cebiches de Acurio (26 a 28 euros). Y hay motivos para justificarlo, por la combinación de pescados y condimentos autóctonos de Perú pero adaptados al paladar de residentes y visitantes en Barcelona, como el clásico con leche de tigre, el chalaco (con chicharrón de calamar) o el rompeolas (con bogavante, mariscos y pescado); que se suman a los tiraditos de vieras y gambaroja o al veraniego de tomates.

En honor a su nombre, la cocina del Terrat también deriva a toques orientales y nikkei como los baos (18 euros), como el chalaco o el charsiu (con secreto ibérico), el tataki de vaca anticuchero, el pulpo con papas picantonas o el calabacín y su flor.

He visto a gente emocionarse con los cebiches que Gastón Acurio creó para Terrat

Cuidado los golosos con el alfajor 2.0 que es una tentación difícil de evitar, solo contrarrestada por la ensalada de mango y menta, o el chocolate en texturas.

La carta de espumosos, así como de blancos y tintos, es un despliegue de sofisticación con productos altamente cotizados de DO españolas y francesas, con botellas que van desde los 55 a los 600 euros.

Cebiche Rompeolas. Foto Mandarin Oriental

Pero si se trata de cócteles (20 a 21 euros), desde la pequeña barra lateral se puede empezar con un suave Pisco Sour o un Saketini Oriental, y terminar la cena con el picante Jasper Jamaica, el fuerte Mean Fiddler, o el agrio Mexcillin.

Pero no hay hora para pedir y disfrutar combinados como el Passion Mule, el Jinja Minto, el conocido Pink Lady; u otras opciones sin alcohol; por no olvidar una larga carta de whiskies con diversos orígenes, así como vodkas, tequilas y gins.

Montjuïc Pop Up Summer Restaurant (Hotel InterContinental)

La terraza del Hotel InterContinental (Av. de Rius i Taulet, 3), desde el pasado 23 de junio, se desdobla en dos opciones. Al salir del ascensor en la séptima planta, al frente está la 173 Rootop Terrace, con una barra y espacios para tomar cócteles y platos ligeros.

Pero si se gira a la derecha se llega al Montjuïc Pop Up Summer Restaurant, un espacio que estará abierto al 3 de septiembre, y que ofrece una carta basada en sabores autóctonos para disfrutar con vistas al Museo Nacional de Arte de Cataluña y otros espacios de la sierra de Montjuïc.

Uno de los momentos más bonitos del Montjuïc Pop Up Summer Restaurant es cuando se abre el techo retráctil y permite ver las estrellas y la silueta del MNAC

“El mejor momento es cuando abrimos el techo retráctil y la gente se encuentra cenando bajos la estrellas”, confiesa el jefe de sala Guillermo.

El Montjuïc Pop Up Summer Restaurant con el MNAC de fondo. Foto Hotel InterContinental

Se sugiere que los entrantes, aunque no sean demasiado abundantes, se compartan; porque los principales -sobre todo las carnes- suelen ser de porciones grandes.

Además del jamón ibérico con pan de coca se pueden probar ensaladas como la César con pollo crujiente o la de tomates y ricota; el refrescante salmorejo con anchoas y atún, el ceviche de lubina y gamba, o -nuestra elección- el steak tartar de solomillo.

La otra alternativa es decantarse por los entrantes calientes, todas opciones marineras como el calamar o las zamburiñas a la plancha, la gamba roja de costa o el arroz de Palafrugell con sepia y gamba.

Las carnes se preparan en la pequeña barbacoa que está en esta sala al aire libre, donde la brisa suele avivar el fuego que atiza cortes como el solomillo de ternera Angus, el lomo de ternera madurado 45 días, la presa ibérica o los exagerados t-bone steak de 800 gramos y el tomahawk, que incluso para dos personas ya son demasiado.

Pulpo con causa limeña. Foto Hotel InterContinental

Más livianos son los pescados y mariscos como la lubina de playa, la romescada de rape, calamar y langostino, el rodaballo con refrito de ajo o el pulpo gallego con causa limeña.

Al momento de los postres, no pierdan de vista el tatín de manzana con helado de vainilla o el flan casero con dulce de leche y frutos rojos.

La carta de vinos navega entre DO de diversas partes de España (Penedès Ribera del Duero, Montsant, Rioja, etcétera), y también está la alternativa de cócteles clásicos como los del 173 Rooftop Terrace.

La Terraza del Claris

Hay par de detalles que diferencian al Claris Hotel & Spa (Pau Claris 150): una es la historia, ya que su terraza en 1992 fue pionera en esta tendencia de abrir el terrado con propuestas gastro y de cócteles a los que no sean huéspedes.

Enlazado con la Historia pero con mayúsculas, este hotel -y su terraza- presenta abundantes piezas históricas de períodos antiguos y varias de arte, un patrón que la familia Clos repite en todos los hoteles de la cadena Derby.

Y el tercer punto es que esta terraza, al tener una estructura semi abierta, se usa todo el año; aunque en verano adquiere un toque especial.

Platos del verano en la Terraza del Claris. Foto Arduino Vannucchi

El cocinero Pedro Salillas (quien pasó por el Mont Bar, Akelarre o Martín Berasategui) es el nuevo encargado de los fogones, quien diseñó una carta para comidas (hay menú de lunes a viernes al mediodía a 39 euros), otra de degustación (el Robusto, a 89 euros) y una tercera enfocada en la temporada estival, “inclusiva pero muy seleccionada”, describe el director general de Derby Hotels Collection Joaquim Clos.

Los productos son de temporada, en emplatados sin grandes artificios, pero con una interesante cuota búsqueda de distintinción

Entre los entrantes (26 a 28 euros), damos fe del equilibrio de la vichyssoise de puerro asado, cangrejo y caviar; o de la vieira con panceta Maldonado, setas y beurre blanc; pero los aplausos de los lleva el canelón de bogavante a la bullabesa.

En los principales (32 a 68 euros) Salillas busca un punto intermedio entre el mar y la montaña, con platos como la merluza del Cantábrico al barro, el salmonete braseado, el rodaballo salvaje a la bilbaína en los primeros; y para los carnívoros, el solomillo Rossini, el magret de pato bellota o el chuletón madurado de 1 kg a la brasa, que es para compartir por más de dos.

Vistas de la Terraza del Claris. Foto Arduino Vannucchi

Los postres son un divertido despliegue de creatividad, como el juego de palomitas con fruta de la pasión, el refrescante pepino con kiwi, cilantro y lima o la cremosa tarta de queso, fresa, cereza y angostura.

La carta de cócteles (16,5 euros) abarca los clásicos de siempre y creaciones propias como el Sunset Jam, el Sweet Cucumber, el Fresh Sling o el Ginger La Terraza; entre otros.

Y luego, muchas opciones para elegir entre combinados sin alcohol, con rones, vodka, gin, whiskies, y una variada propuesta de vinos, cavas y champagnes.

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