Por qué Telefónica inicia su salida del laberinto de Hispanoamérica

El efecto divisa y la competitividad feroz en algunos países han eliminado el atractivo de plazas como Argentina o México

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La presentación de cambios que realizó ayer, miércoles, Telefónica fue el último golpe de efecto, seguramente el de mayor importancia, desde que José María Álvarez-Pallete es presidente. La nueva hoja de ruta no pasará solo por seguir creciendo en sus mercados fuertes (Alemania, Reino Unido, España y Brasil), sino por encontrar soluciones en aquellos que se le han atragantado a la compañía: Hispanoamérica.

A modo de resumen, el propio Álvarez-Pallete dejaba varios apuntes: la fórmula tradicional se ha agotado en esos países, cuesta ver cómo crecer por encima de la inflación y el regulador, en alguno de estos mercados, no ha entendido el nuevo ecosistema de telecomunicaciones.

El mensaje oficial de la compañía es concentrar en una misma unidad de negocio Hispanoamérica, pero el oficioso es la búsqueda de socios e incluso, por qué no, la venta de algunas filiales más. 

La región, que hasta ahora se dividía en una sección norte y otra sur, se ha convertido en un auténtico laberinto para la compañía. Pese a crecer en ingresos en algunos países durante el último año, el efecto divisa, por un lado, y la competitividad del sector, por otro, han dado al traste con el resultado. 

«Vamos a buscar cómo dosificar la exposición a esos mercados para hacerlas (las operadoras) más fuertes. Porque en la actualidad, el crecimiento, que era la fórmula tradicional allí, ya no bate a la inflación y nos ha expuesto a la depreciación de las monedas», avisaba el presidente de la compañía [minuto 17:05]. 

Hace tiempo que la compañía lo advierte. Ya en 2018, en un folleto enviado al mercado, Telefónica contabiliza los daños a mitad de ejercicio: los tipos de cambio —por el peso argentino o el bolívar venezolano— tenían un efecto negativo sobre el oibda, medida que, como reconoce la propia compañía, se utiliza para seguir la evolución del negocio y «establecer objetivos operacionales y estratégicos» en el grupo.

Poco ha ayudado la regulación del sector en los países, como sucedió en México. Este diario explicaba el pasado jueves por la mañana que el pago por espectro había agrietado las cuentas del país, hasta empañar la mejora de sus vitales (más facturación, crecimiento en número de clientes….). Telefónica entendía que pagaba un precio demasiado elevado para acceder a él, si se comparaba con el precio de otros países. Esa misma tarde la compañía daba una solución: aliarse con AT&T para eliminar estos riesgos.

Pero Telefónica tiene más países sobre los que decidir qué hacer. Los de la zona sur de Hispanoamérica, como Perú, que llevaba hasta este trimestre dos años y medio sin aumentar su facturación, están inmersos en mercados muy competitivos, en los que la entrada de muchos operadores presionan los precios a la baja. 

Tampoco han faltado quebraderos de cabeza en Colombia, donde la compañía tuvo que sobreponerse al pago de un laudo. «Como consecuencia tuvimos que reestructurar financieramente la compañía», explicó Laura Abasolo, directora de Finanzas de Telefónica. La compañía, no obstante, «mejoró sus resultados operativos y está manteniendo su cuota de mercado».

Argentina, también enmarcada en el cuadrante sur, es otro rompecabezas. El recrudecimiento de la crisis económica en el país, considerado hiperinflacionario desde mediados de 2018, no ha ayudado, al igual que tampoco lo ha hecho la fusión entre Cablevisión (Clarín) y Telecom Argentina, que se llevó a cabo en 2017 y contó con la oposición de Telefónica, que impugnó el acuerdo ante la Secretaría de Comercio por los efectos que tendría en el mercado.

Abasolo incidió un poco más sobre cuál puede ser el futuro de la región. «Tenemos el ejemplo de Centroamérica, donde el mercado se ha concentrado. Nuestros activos son más fuertes desde que se han combinado con los de Millicom», dijo en clara referencia a las operaciones que se han llevado a cabo en Costa Rica, Panamá y Nicaragua.

Los mercados en Hispanoamérica solo representan el 20% de los ingresos de Telefónica

La nota positiva es que los países analizados no suponen, ni mucho menos, la fuente de ingresos importante del grupo. Pese a que estos mercados doblan en número a las plazas estratégicas (Alemania, Reino Unido, España y Brasil), son éstas, de acuerdo a datos de cierre del tercer trimestre de 2019, las que concentran 218,1 millones de accesos (el 63% del total del grupo en el mundo) y el 80% de la facturación.

La rotación de activos estratégicos

En esencia, lo anunciado para Hispanoamérica no es más que seguir reforzando las líneas estratégicas anunciadas hace casi justo un año, el 29 de noviembre, en la Caja Mágica de Madrid. Allí ya se habló de gestionar los activos del grupo con el objetivo de “aumentar el retorno sobre capital empleado”, es decir, decidir qué mercados eran más rentables.

De esta forma, Telefónica puso en el escaparate algunos de sus activos. Desinversiones como la venta de una participación indirecta del 9,99% del capital de Telxius a Amancio Ortega, por 379 millones o la venta de la división de seguros Antares, que fue a parar a manos de Catalana Occidente por 160 millones, fueron las más significativas.

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