Guerra política en Australia por el último cierre de Alcoa

Los enfrentamientos entre Xunta y Gobierno central a causa de Alcoa no son únicos: en Australia, la oposición carga contra las políticas gubernamentales por "favorecer" el cierre de una factoría de alúmina del gigante dueño del complejo de San Cibrao

Imagen de archivo de la planta de Alcoa en San Cibrao

Alcoa justifica la paralización delo 60% de su inversión, entre otros factores, por unas pérdidas que prevé podrían superar los 200 millones de dólares en 2024, año del rearranque. Foto: Eliseo Trigo. EFE

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En Australia como en España. Al igual que administración central y autonómica acostumbran a mantener batallas dialécticas y acusaciones cruzadas a causa de las tensiones relacionadas con el complejo de aluminio primario de Alcoa en San Cibrao, el anuncio de cierre de la refinería que el grupo americano tiene en Kwinana, en Australia, también ha derivado en una guerra política.

La pasada semana, Alcoa anunció la decisión de poner fin a la vida de su refinería de alúmina en Kwinana, en la que trabajan unas 800 personas. Matt Reed, vicepresidente ejecutivo de la compañía, indicó que la decisión de reducir las instalaciones, de más de 60 años de vida, estaba ligada a distintos factores: tanto su antigüedad como los costes operativos y la situación actual del mercado. La previsión del grupo es que la plantilla se reduzca a unas 250 personas en el tercer trimestre del año, cuando cese la producción de alúmina, para finalizar con su cierre completo en 2025.

Aseguran los de Pittsburgh que los números rojos que acumula el activo australiano están detrás del cierre, con una pérdida neta de 130 millones de euros en 2023.

Acusaciones al Gobierno

En días pasados, y según recogen los medios australianos, la oposición estatal y federal, así como distintas organizaciones industriales, aprovecharon el cierre para criticar al Ejecutivo del primer ministro Albanese, indicando que las políticas del Gobierno laborista habían decantado la decisión de Alcoa, un extremo, en todo caso que fue rechazado por Matt Reed, vicepresidente ejecutivo de la compañía, que indicó a The Australian Financial Review que “la politización del asunto es una distracción desafortunada en un momento en el que la atención debe centrarse en cuidar de las personas afectadas”.

En esencia, mientras desde el Gobierno lamentan la pérdida de empleos y anuncian que estarán en contacto con Alcoa para poder facilitar la transición de los empleados hacia otros puestos de trabajo, la oposición asegura que la decisión del grupo americano “es el resultado devastador de las políticas antiempresariales del Gobierno de Albanese en materia de energía, relaciones laborales e impuestos”.

También ha habido críticas de grupos empresariales como el Consejo de Minerales de Austria, que indicó que el cierre era una advertencia del impacto de determinadas políticas de seguridad energética.

Tormenta en España

El anuncio de Alcoa en Australia se produce mientras en San Cibrao la compañía inicia el rearranque de las cubas de electrólisis paralizadas hace dos años por los altos precios energéticos. Al margen de este procedimiento, las alarmas sobre la compañía volvieron a saltar este invierno cuando decidió frenar la mayor inversión que tenía prevista para San Cibrao, un horno de cocción de ánodos de unos 100 millones de euros. Entre otros factores, los americanos insisten en que los costes energéticos de la factoría siguen siendo altísimos: así, indicó que en los nueve primeros meses de 2023 las pérdidas alcanzaron los 120 millones de euros.

Por otro lado, el grupo y su socio australiano, Alumina Limited, mantienen reducida al 50% la producción de alúmina debido a los precios del gas.

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