La montaña rusa de EiDF: subidas y bajadas de más del 30% en bolsa pusieron en guardia a la CNMV

Las acciones de EiDF se desplomaron un 35,7% el 13 de mayo de 2022 y rebotaron un 34,1% en la sesión posterior, periodo ahora bajo la lupa de la CNMV, que también ha multado al consejero delegado de GPM por presunta manipulación de mercado

Imagen de las oficinas de EiDF

Imagen de las oficinas de EiDF

La CNMV vuelve a la carga con una nueva sanción por los movimientos de acciones de EiDF. El Boletín Oficial del Estado (BOE) recogía en su edición de este lunes la imposición de una multa de 40.000 euros a Juan José Llinares Santisteban, consejero delegado de Gestión de Patrimonios Mobiliarios (GPM), por el incumplimiento de la prohibición de manipulación de mercado en parte de su operativa desarrollada como proveedor de liquidez sobre acciones de EiDF del 4 de marzo al 18 de mayo de 2022.

El organismo que preside Rodrigo Buenaventura ya había multado con 6,4 millones de euros al fundador de EiDF, Fernando Romero, así como a su hermano, Óscar Romero, y otras dos personas, Arkaitz Lorenzo Hurtado y Enrique Noya Santos, además de las sociedades Liquidaciones Vizcaya y Albujón Solar 81 (constituidas por Óscar Romero) por «manipulación de mercado en la operativa realizada sobre las acciones de EiDF durante el cuarto trimestre de 2022«.

La CNMV pone el foco, de esta manera, en los movimientos de EiDF en bolsa antes de la crisis que llevó a permanecer suspendida de cotización durante más de cuatro meses (del 14 de abril al 27 de agosto de 2023).

Las fechas señaladas

En el caso de la sanción a Llinares, las fechas puestas bajo la lupa coinciden con un momento de fuertes vaivenes en los títulos de EiDF. La compañía debutó a un precio de 4,2 euros por acción en julio de 2021 y el 4 de marzo de 2022 ya se situaba un 52,4% por encima (en 6,4 euros). En esos dos meses y medio que le han valido la sanción a Juan José Llinares, las acciones de EiDF darían un empujón adicional hasta instalarse en los 14,95 euros por título.

De esta forma, las acciones de EiDF se anotaron una revalorización del 133,6% entre el 4 de marzo al 18 de mayo de 2022. Pero estos avances no fueron lineales. Y es que este periodo estuvo marcado por la volatilidad que vivieron los títulos de la compañía en jornadas como la del 13 de mayo.

Por aquel entonces, EiDF venía de marcar un nuevo máximo histórico en bolsa (17,35 euros), pero en la jornada posterior protagonizó un desplome del 35,7% sin que la empresa hiciese público ningún hecho relevante sobre la evolución de su negocio. A este desplome le siguió un rebote del 34,1% que llevó a sus acciones hasta los 14,95 euros, recuperando así en una sola sesión casi dos tercios de lo perdido.

La explicación de EiDF hace tres años

Este bandazo en bolsa llevó a la empresa a efectuar un análisis sobre las operaciones que provocaron este brusco movimiento. La firma de origen gallego, que por aquel entonces tenía a GPM como proveedor de liquidez, difundiría diez días después las principales conclusiones, que apuntaban a que «las órdenes que provocaron el descenso de la cotización en primera instancia no fueron realizadas por inversores que operan en España«.

«Las órdenes que provocaron el descenso tienen su origen en una entidad no española que no es miembro de los mercados españoles y que opera a través de una entidad tercera utilizando cuentas ómnibus», lo que impedía «conocer la identidad final del vendedor o vendedores».

De acuerdo con el relato de la compañía, «el vendedor envió a las 14.15 una orden de venta a mercado de una cantidad de títulos superior a la media diaria de negociación«. «La introducción de una orden de estas características, no siendo un error, no busca la mejor ejecución, si no que persigue atacar la profundidad del valor haciendo saltar todas las órdenes de venta stop puestas por múltiples inversores, máxime cuando el valor está en zona de máximos», justificaba la firma.

«El beneficio para el vendedor no puede ser otro que la recompra de los títulos vendidos, una vez conseguido el objetivo de provocar la activación de las órdenes de venta stop y la consiguiente venta de inversores asustados por el súbito desplome del valor. Alcanzados los precios mínimos y en días posteriores, el vendedor ha vuelto a comprar parte de las acciones vendidas», apuntaba la firma.

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