La deuda de Navantia con el Estado subirá a 8.000 millones con los préstamos ‘gratis’ del programa de rearme

El balance del grupo naval a cierre del pasado ejercicio contabilizaba en sus pasivos 2.049 millones en préstamos participativos concedidos por la SEPI y casi 4.500 millones en créditos del Ministerio de Industria, que ahora concederá otros 2.300 millones del plan de defensa aprobado en abril

Botadura de una de las fragatas F-110 en Navantia Ferrol / Navantia

Botadura de una de las fragatas F-110 en Navantia Ferrol / Navantia

El rearme europeo intensificará la actividad de Navantia, que está encadenando los grandes contratos de las fragatas F-110 y de las corbetas de Arabia Saudí con los programas asociados a la nueva estrategia del Gobierno para impulsar la industria de seguridad y defensa, un plan aprobado en abril y que prevé inversiones de más de 10.000 millones este mismo año.

En el marco de esta hoja de ruta, que ha irrigado fondos hacia Indra o Urovesa, entre otras compañías, el Ministerio de Industria concedió en septiembre 2.292 millones en préstamos sin intereses a los astilleros públicos, destinados a cinco programas catalogados como PEM (Programa Especial de Modernización): el desarrollo de un nuevo buque de aprovisionamiento de combate que reemplace al actual BAC A-14 Patiño; la modernización de las fragatas de la clase Álvaro de Bazán (F-100); la modernización de los dos buques de asalto anfibio de la Armada del tipo LPD; la adquisición de un Buque de Acción Marítima de Inteligencia; y la construcción de un buque multidisciplinar para desarrollar la capacidad hidrográfica de la Armada.

Los nuevos créditos, además de financiar carga de trabajo para la constructora naval, incrementarán la elevada deuda que mantiene Navantia con su dueño, el propio Estado, pues se trata de una empresa controlada por la SEPI, a su vez, adscrita al Ministerio de Hacienda. A cierre del pasado ejercicio, la compañía que preside Ricardo Domínguez adeudaba al grupo empresarial público 2.049 millones; y otros 4.488 millones al Ministerio de Industria. En total, 6.537 millones, que representaban el 83% del pasivo de los astilleros a cierre de 2024.

La concesión de los nuevos préstamos de 2.292 millones, previsiblemente, incrementará hasta los 8.000 millones la deuda de Navantia con el Estado, un importe muy elevado que retrata dos aspectos de la actividad de la compañía. Por un lado, los astilleros llevan 16 años en pérdidas, y, por otro, los trabajos que desempeñan tienen intensas necesidades de capital, que el Gobierno asume financiándolas a través de préstamos. Estos últimos, y en general todos los vinculados a los programas militares de Defensa, a coste cero, sin intereses, como una mera transferencia de fondos para acelerar la ejecución de los trabajos.

Los préstamos de la SEPI

Desde el año 2019, la SEPI ha inyectado 2.394 millones en Navantia a través de préstamos participativos. Estos fondos tienen el objetivo de fortalecer la situación patrimonial de la compañía y mantener sus capacidades operativas para el desarrollo de los contratos. Y además responden a una necesidad contable, ya que los astilleros, con centros en Ferrol, Cádiz y Cartagena, acaban reiteradamente sus ejercicios fiscales en causa de disolución. El agujero patrimonial el año pasado ascendía a 1.782 millones. Los préstamos participativos computan como fondos propios del grupo, permitiendo compensar el patrimonio neto negativo, y dejando un patrimonio neto ajustado de 290 millones, según se expresa en la siguiente tabla:

A cierre de 2024, los créditos pendientes de devolver a la SEPI ascendían a 2.049 millones, y los vencimientos alcanzan los 661 millones hasta finales de 2026. Aunque la amortización de los préstamos debería rebajar el pasivo, lo cierto es que la previsión de Navantia, según manifestó su propio presidente, Ricardo Domínguez, es continuar en números rojos hasta 2028, por lo que el respaldo de la SEPI a través de estas inyecciones seguirá siendo necesario.

Los préstamos de Industria

Las cuentas pendientes con el Ministerio de Industria son todavía más abultadas. A cierre del pasado ejercicio, la deuda ascendía a 4.488 millones, por encima de los 3.947 millones del cierre de 2023. Este saldo recoge los préstamos otorgados por el departamento que dirige actualmente Jordi Hereu para el desarrollo de determinados programas militares del Ministerio de Defensa. Es esta categoría en la que se inscriben también los 2.394 millones concedidos este año.

El Real Decreto que regula la concesión de los fondos establece que los pagos se desembolsan a medida que se realizan los trabajos, en base a determinados hitos. Sobre el papel, el flujo de dinero debería ir acompasado con el calendario de pagos del Ministerio de Defensa, que también abona las facturas de manera gradual. Sin embargo, hay una cierta libertad, pues se admite la entrega anticipada de los préstamos previa petición de Navantia y aprobación del Gobierno.

Como los préstamos son a largo plazo y no devengan intereses, es previsible que buena parte de los fondos se sumen a los 4.488 millones de deuda actuales. Este mismo año, los astilleros recibirán 722 millones de Industria, de manera que la cuantía a devolver a Industria superará los 5.000 millones. El programa más costoso, la modernización de las fragatas F100, requerirá de un crédito de 1.280 millones, que estará entregado al completo en 2029.

Los otros 8.000 millones de Navantia

Decía Ricardo Domínguez que en los últimos diez años es la primera vez que entran a trabajar diariamente 5.000 operarios a las instalaciones de Navantia en Ferrol. Esta es la otra cara de los fondos desembolsados por el Ejecutivo, el incremento de actividad en los astilleros públicos, que el año pasado alcanzaron una facturación de 1.528,2 millones, un 6,6% más. La cartera de pedidos del grupo ascendía en 2024 a 8.163 millones, de los que casi 7.000 millones se correspondían con la actividad militar, quedando en cifras mucho más bajas tanto el área civil como la de energías renovables.

Tras la travesía del desierto que supuso para los astilleros la crisis financiera, ahora están incrementando su facturación, su carga de trabajo y su cartera de pedidos. Incluso han logrado expandirse con la adquisición de las instalaciones de Harland & Wolff en Reino Unido. En esta nueva etapa, por el momento, tampoco consiguen generar beneficios.

Comenta el artículo
Avatar

Historias como esta, en su bandeja de entrada cada mañana.

O apúntese a nuestro  canal de Whatsapp

Deja una respuesta