Descubre los mejores barrios y bares para tapear por Madrid

Cañas bien tiradas y tapas de bravas, torreznos o ensaladilla: estas son las calles y barrios con más ambiente y los bares donde tapear

Juana La Loca

Las mejores barras de tapas. Foto: Juana La Loca.

Institución gastronómica en la mayor parte de España (aunque no en todas partes con la sana costumbre de servirlas de forma gratuita con la bebida), Madrid es uno de los lugares que ha hecho de las tapas su bandera.

Con unas cañas, unos vinos o un vermú, en barras, mesas y terrazas, hay pocas costumbres más extendidas y gustosas que disfrutar de unas bravas, unos mejillones con patatas fritas, unos torreznos o, por qué no, bocados con preparaciones tan elaboradas que son auténtica alta cocina en pequeño formato.

Y aunque cada uno tiene su bar de barrio de referencia, estas son algunas de las zonas y las calles más destacadas en lo que al noble arte de tapear a la madrileña se refiere.

La Latina

El barrio de La Latina, con sus callejuelas de trazado medieval, es uno de los más castizos de la capital, y como corresponde a su tradición, alberga a algunas de las tabernas más históricas para tapear.

Tortilla de Juana La Loca para tapear por Madrid
El pincho de tortilla tiene un precio de 4,5€. Foto: Juana La Loca.

Tanto es así que tapear aquí tiene su propio nombre y el ‘latineo’, ese que sabes cuándo empieza, pero nunca cuándo -ni cómo- acaba.

Para comprobarlo, sigue las calles Cava Baja, Cava Alta o Humilladero donde se pueden probar las delicias de Juana La Loca (no te pierdas su tortilla de patata que ha encandilado incluso a Bizarrap),

Taberna La Concha, Taberna El Almendro y sus ‘almendritos’ de chicharrones, La Perejila, Casa Julián de Tolosa y Taberna Almería son algunas de las imprescindibles, así como Casa Lucio, una institución con sus famosos huevos estrellados.

Ponzano

Hace tiempo que la calle Ponzano, en el barrio de Chamberí, se consolidó como una de las zonas de tapear por excelencia en Madrid, también con su propio nombre o, casi mejor, hashtag, #ponzaning.

Lo más adictivo de la zona es que aquí coexisten restaurantes, neotabernas y espacios modernitos con bares y tascas de toda la vida (que al final son los que nunca fallan si quieres tapear).

Neotaberna Santerra
Foto: Neotaberna Santerra.

Entre los últimos, imprescindibles las cañas maravillosamente tiradas de El Doble que emparejar con buenas conservas, como unas navajas, Fide (no te pierdas sus percebes) y La Ardosa de Santa Engracia.

También muy recomendables Sala de Despiece, que sirve excelentes carnes en un local decorado como la carnicería de un mercado, La Malcriada, del grupo Lalalá, Lambuzo, con aires gaditanos, La máquina de Chamberí, Lana y Neotaberna Santerna, la propuesta más informal de Miguel Carretero que se asemeja a una tasca de toda la vida con tapas y raciones pero con un punto de técnica y modernidad.

Echegaray

Una sola calle pero con motivos (y bares) más que de sobra para tener su propio lugar en la lista de sitios donde tapear por Madrid.

Ubicada en el barrio de Las Letras y reconocida por Time Out en 2022 como la calle más cool de Madrid y una de las 33 más fascinantes del mundo, en sus poco más de 300 metros de longitud, la calle de Echegaray es un microcosmos de restaurantes, escena artística, coctelerías de moda, tiendas de diseño, licorerías, librerías, terraceo y tabernas de toda la vida.

Salmón Gurú en la calle Echegaray.
Foto: Salmón Gurú.

La escena gastronómica tiene sus referentes en Chuka Ramen Bar, uno de los responsables de la fiebre por esta especialidad en Madrid, Donzoko, Solo de croquetas, La Venencia, abierta desde 1922 y perfecta para degustar un buen jerez, o, mucho más moderna, Brew Wild Pizza Bar.

También en esta calle está una de las coctelerías más innovadoras y adictivas de Madrid, Salmón Gurú, buque insignia de Diego Cabrera que se acompaña con la carta no exenta de locura del chef Víctor Camargo.

Malasaña

Antes el barrio alternativo por excelencia, ideal para las compras fuera de los circuitos habituales, Malasaña sigue atesorando buenas direcciones en tiendas vintage que complementa con una cada vez más animada escena gastronómica.

Bares, restaurantes y terrazas colonizan sus principales calles, como Fuencarral, Colón o La Palma.

Destacamos, sin embargo, las dos con la escena más interesante en lo que se refiere a llenar el estómago.

Cas 28
Foto: Casa 28.

Por un lado, Espírito Santo, con direcciones como Casa 28 (deliciosos sus embutidos como la cecina), La Colmada y su propuesta de latería, Chick, Avocado o Coco Bar, donde comerse unos nachos o un bocata de calamares.

La segunda es la Calle Pez, entre San Bernardo y Corredera Baja de San Pablo, una de las más famosas y con más historia de Malasaña que albergó el mítico El Palentino –ya cerrado- y el también icónico El Pez Gordo, que cerró y ha vuelto a abrir.

Lamucca de Pez, Pez Tortilla, Cafeína y Grosso Napoletano son otros aciertos seguros en esta vía.

Jorge Juan y el callejón Puigcerdá

En el barrio de Salamanca, Jorge Juan es una de las calles más bonitas y exquisitas de la ciudad (los precios van acorde).

Aquí comparten aceras firmas internacionales de moda exclusivas con restaurantes top, entre los que se cuentan Lobito de Mar, Amazónico, El Paraguas, La Parrilla de La Máquina o La Bien Aparecida, del grupo Cañadío.

Robata
Brochetas de la nueva taberna japonesa de Puigcerdá. Foto: Robata.

Merece atención especial un pequeño callejón que sale de Jorge Juan, Puigcerdá, un rincón solamente calificable como divino en el que se suceden minúsculas terracitas de restaurantes que destilan muy gusto.

Entre los últimos en llegar, Robata, de la primera “sushi chef” de España, Fabiola Lairet, que hacen compañía a otros más veteranos como Taberna Los Gallos, Casa Isabella, el italiano Sotto Sopra y El Babero, bien surtido en conservas de calidad, tortillas, embutidos, croquetas, torreznos y algún que otro guiso sorpresa.

El Retiro Doctor Castelo

La zona de El Retiro, con vías como Ibiza, Menorca, Menéndez Pidal, Doctor Castelo o Lope de Rueda gana enteros como zona gastronómica de nivel en Madrid y, de hecho, a su alrededor hay muchas buenas propuestas para darse un homenaje, desde los arroces de Berlanga a los cocidos de Casa Carola pasando por la nueva casa de Iván Cerdeño literalmente dentro del parque (El Pabellón).

El Güichi
Tortillititas de camarones. Foto: El Güichi.

Si lo que buscamos son opciones de tapeo, merece la pena dejarse caer por Arzábal, un clásico que sigue en plena forma, El Güichi y su oferta de tapas a la gaditana, o Don Dimas.

Merece la pena recorrer número a número la calle Doctor Castelo por la concentración de buenas propuestas gastronómicas, como La Monte, el hermano menor del clásico La Montería, La Castela con su mostrador de estaño, basares de estuco, espejos y mármoles (y su marisco, claro), la Taberna Marcano (ideales sus croquetas de mejillones), La Raquetista con sus famosos torreznos y Laredo con su más que generosa y bien escogida oferta de vinos.

Barra de tapas en Arzábal
Un clásico en plena forma. Foto: Arzábal.

Lavapiés

La zona de Lavapiés es otra de las más animadas para el arte de tapear (y de terracear).

En la almendra central, a la trasera de gigantes culturales como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y La Casa Encendida, entre sus calles estrechas y empinadas se entremezclan como en pocas culturas y etnias, con una oferta que va desde gallegos y asturianos de lo más tradicional a pakistaníes o bares de smothies.

Además de recorrer el Mercado de San Fernando, con recomendables puestos para comprar y picar algo como El Guaje, se debe patear la calle Argumosa, perfecta síntesis de lo que es el barrio.

La Caníbal
Foto: La Caníbal.

Entre los que rompen con el concepto de taberna clásica, La Caníbal, con su bar de cervezas artesanas y vinos naturales a granel pero también tapas y platos que reinterpretan el recetario gallego tradicional.

Toda una institución en esta calle, El Económico – Soidemersol, como también La Casa de Asturias con sus cachopos y chorizos a la sidra y, cada vez más, La Playa de Lavapiés, donde igual te tomas unas tapas que un cóctel en un ambiente que nos traslada a la costa (ya quisiéramos).

En las calles aledañas, La Lorenza, La Nobia, El Boquerón y el bar Melo’s merecen también una visita.

Chueca

Chueca, el barrio más libre y desinhibido de Madrid, es un excelente laboratorio de tendencias de la ciudad.

Por ello es uno de los que hay que recorrer para saber qué se cuece, incluido lo gastronómico.

Por ejemplo, se puede visitar el Mercado de San Antón, todo un microuniverso gastronómico con paradas recomendables como La Casa del Bacalao, La Taberna de la Ancha, Juanchos BBQ, Mistura y Nudos, la terraza del Grupo Osborne.

Bar Arallo
Volandeiras agridulces en Arallo.

En cuanto a barras, destacan las de Arallo con sus croquetas nada convencionales (queso azul con mejillón/mejillón tigre con chorizo picante/de nigiri de corvina), la Taberna de Ángel Sierra, la Tape con sus cervezas artesanas y tapas creativas, La Carmencita o las neotabernas de Celso y Manolo y La Dichosa.

a.
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