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El Aplidin de Pharma Mar obliga a Europa a cambiar su normativa contra los conflictos de intereses
La Agencia Europea del Medicamento estrena un nuevo reglamento más restrictivo con la participación de expertos en la evaluación de los fármacos después de perder la batalla judicial con Pharma Mar por el antitumoral Aplidin

José María Fernández de Sousa, presidente de Pharma Mar, y sede de la EMA
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) acaba de estrenar una modificación en su reglamento que endurece la normativa contra el conflicto de intereses en la evaluación de fármacos, el proceso que emplean para permitir o no la comercialización de un determinado tratamiento. Detrás de es cambio está Pharma Mar y su antitumoral Aplidin, que antes de llegar al mercado ha provocado una revisión de la reglas con las que fue evaluado.
El Aplidin (plitidepsina) fue concebido por la antigua Zeltia para el tratamiento del mieloma múltiple, dentro del área oncológica que constituye el grueso del negocio de la compañía. Posteriormente, durante la pandemia, se popularizó como fármaco contra el Covid en una transformación que generó un cierto recorrido en bolsa para la farmacéutica pero que se apagó pronto por la llegada de las vacunas. Mientras eso sucedía, su papel como antitumoral estuvo atascado en una disputa judicial tras el informe negativo de la EMA y el posterior veto de la Comisión Europea a su comercialización.
Fueron siete años de litigio hasta que la Comisión Europea decidió en 2024 revocar su propia decisión. Y no solo eso. También notificó que había reevaluado los criterios aplicados para la participación de expertos en el proceso de evaluación de Aplidin, así como las normas de la EMA que regulan los conflictos de intereses para que puedan garantizar la imparcialidad objetiva de dichos expertos. Esa revisión es la que provocó el cambio en el reglamento que entró en vigor este 25 de mayo.
El enfado de Pharma Mar
Las quejas de Pharma Mar que desembocaron en la batalla judicial partían de la denuncia de conflictos de intereses en el Grupo Asesor Científico de Oncología (SAG) que asesoró a la EMA para evaluar Aplidin y que acabó desaconsejando su comercialización. La Agencia del Medicamento emite un dictamen, pero la capacidad resolutiva es de la propia Comisión Europea, que suele guiarse por lo que diga la propia EMA. Sin embargo, la compañía de origen gallego denunció que varios miembros, hasta cuatro, estaban vinculados a CellProtect, un tratamiento también para el mieloma múltiple de la sueca XNK Therapeutics AB.
El Tribunal General de la Unión Europea dio la razón a Pharma Mar en 2020, aunque varios recursos de países como Estonia o Alemania acabaron por dilatar el procedimiento. Incluso se pronunció el Abogado General del TJUE, quien instó a mantener el veto a Aplidin en sus conclusiones, lo que provocó un duro comunicado de la biotecnológica.
«Conviene recordar las nacionalidades suecas y formación en el Karolinska Institute de los cuatro miembros que fueron clave en la opinión negativa de la EMA a plitidepsina: Tomas Salmonson, presidente del CHMP (Committee for Medicinal Products for Human Use), el rapporteur del appeal Filip Josephson, el presidente de la evaluación del Scientific Advisory Group (SAG), Jonas Bergh y el experto en mieloma múltiple del SAG, Hareth Nahi, que entre el año 2015 y 2021 ejerció como Asesor Médico Senior de XNK Therapeutics AB; todo muy endogámico. Por tanto, el Abogado General inexplicablemente confunde a la empresa farmacéutica XNK Therapeutics AB, que es un spin off del Karolinska Institute, con el Karolinska Institute», lamentaba la compañía.
Finalmente, el TJUE pidió al Tribunal General que se pronunciara no solo sobre el conflicto de interés y la, sino también sobre la violación del principio de buena administración, la vulneración del principio de igualdad de trato e incorrecto análisis de la evidencia científica presentada por
PharmaMar, el incumplimiento de la obligación de motivación y la violación del derecho de defensa. Antes de hacerlo, la Comisión Europea rectificó su decisión.
El caso de D&A Pharma
Otro revés judicial forzó a Bruselas a cambiar la normativa de la EMA. Fue el caso de D&A Pharma y la negativa a la comercialización de su tratamiento contra el alcoholismo Hopveus. El TJUE observó un conflicto de interés en uno de los expertos que participó en la evaluación y que era, a su vez, investigador principal del ensayo de otro tratamiento para la misma patología. Por ello vio una evidente falta de imparcialidad y anuló tanto la decisión de la Comisión Europea como la resolución del Tribunal General que la había avalado, al que achacó hacer una «interpretación política» de los hechos.
Apenas tres meses después del varapalo judicial, Bruselas comunicaba a Pharma Mar su cambio de parecer y avanzaba que Aplidin sería reevaluado por la EMA. También reconocía que se permitió participar en el proceso de autorización a uno de los expertos del grupo científico consultivo que intervino en el desarrollo de un producto rival. Aunque esta situación no era incompatible con la normativa de entonces, el TJUE acababa de sentenciar respecto al tratamiento de la otra farmacéutica, D&A Pharma, que dichas normas no garantizaban la imparcialidad de la evaluación.
Las nuevas normas de la EMA
Mientras Pharma Mar espera, casi una década después, a que Bruselas emita una nueva resolución sobre el Aplidin, la EMA estrena sus nuevas normas contra el conflicto de intereses. El principal cambio para adaptarse al criterio del TJUE estriba en la prohibición de que un experto que tenga intereses directos en un medicamento participe en los comités que evalúan otros medicamentos tratar la misma enfermedad. Este paso era inevitable una vez que la Justicia europea consideró que la situación previa no garantizaba la imparcialidad del dictamen de la EMA.
Ahora bien, la Agencia Europea del Medicamento podrá recurrir a estos expertos en potencial situación de conflicto de interés para pedirles una valoración sobre los fármacos, siempre y cuando no participen en las deliberaciones de los comités. Este mecanismo de flexibilidad pretende evitar que la EMA se quede sin especialistas a los que recurrir al ahora de analizar un determinado tratamiento.