Gripe en el PSOE

La vacuna para el socialismo, en formato de refundación, tendrá que ser de las nuevas, de las de ARN mensajero, compuesta, al menos, de cuatro elementos básicos: austeridad, consideración, disidencia y honradez

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, participa en un acto electoral, en el Complejo Cultural San Francisco, a 14 de diciembre de 2025, en Cáceres, Extremadura (España)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, participa en un acto electoral, en el Complejo Cultural San Francisco, a 14 de diciembre de 2025, en Cáceres, Extremadura (España). Carlos Criado / Europa Press

Estamos en invierno y se nota. Aunque el frío todavía no arrecia, la gripe vuelve a ponernos en alerta, tocando una fibra muy sensible que nos recuerda nuestra fragilidad en forma de conato de pandemia. Regresan también las mascarillas, y con ello el distanciamiento, las aprensiones y la alerta ante la tos ajena. A pesar de la cautela, acabas no sabiendo si la tienes o no hasta que la gripe te acabe tumbando, inexorablemente.

Toso, luego existo

El PSOE está constipado y parece no querer saberlo ni aceptarlo. Esta situación de pregripe generalizada que ya se está cobrado un gran número de víctimas y que parece no tener fin, viene de un anterior período de incubación ya relativamente largo. Desde el final del último gobierno de Zapatero, lo que hoy son consecuencias, en su momento fueron causas; como bien se sabe, de aquellos lodos, que ya no polvos, vienen las riadas.

Más allá de las situaciones de acoso, absolutamente reprobables, el Partido Socialista se encuentra aquejado, al menos, de cinco síntomas larvados con anterioridad y que, en su momento, no se quiso o no se supo abordar. Voces internas hubo en el partido que quisieron afrontar los retos del progresismo del siglo XXI, voces hoy ya acalladas, pero que fueron desoídas o simplemente relegadas.

Paisaje antes del trancazo

Cinco son las características del virus de la influenza que derivarán en una gripe generalizada que puede acabar tumbando al PSOE, a pesar de la habilidad para el uso de la mascarilla por parte de su máximo dirigente:

  • 1.- El partido, dueño del Gobierno. Ferraz, suponemos que término derivado del latín ferrum (hierro), ejerce con “mano de hierro” sin tan siquiera “guante de seda”, el control tanto del partido como del Gobierno. Ante la gripe, no hay “salud de hierro” que valga.
  • 2.- El caudillismo y la embriagadora melodía mediática. Salir en los medios, a cualquier precio, devalúa el mensaje. Exponerse en público, suele ayudar a la dispersión del virus, salvo que se esté previamente vacunado. Pero el medio ya no es el mensaje, como la gripe no solo es tener el virus, digan lo que digan los “guruses” en Tik Tok.
  • 3.- Darse la mano a uno mismo. Con el aluvión de escándalos y cuestionamientos en los que constantemente se ven involucrados los miembros tanto del partido como del Gobierno, la solución es estrecharse la mano entre los mismos infectados, lo que hace que la propagación del germen todavía se vuelva más extendida.
  • 4.- Exponerse en lugares públicos. Sobre todo, cuando se manifiestan posturas que niegan la existencia del contagio. Al virus le traen sin cuidado las negaciones sobre su presencia; actuará igual, y cuantos más receptores posibles haya alrededor del infectado, más contagios se producirán.
  • 5.- El dolor de cabeza que presagia la caída. El virus eclosiona ya como evidencia cuando alguien te dice a las claras, “tienes muy mala cara, ¿no será que tienes la gripe?” A lo que se suele contestar, “la verdad es que me duele un poco la cabeza”. Por confianza, el aviso suele provenir de los más allegados, que, en este caso, son, o de los familiares, como Yolanda Díaz, o de los vecinos del rellano, como Aitor Estaban. O de ambos.

La solución: haberse vacunado

Se cuenta como anécdota reveladora del carácter austero de Pablo Iglesias y como personificación de los viejos (que no antiguos) ideales republicanos aquella que se refiere a un suceso ocurrido poco después de firmar su primera acta parlamentaria el 10 de junio del año 1910. Sucedió 31 años después de fundar el PSOE, tiempo que refleja uno de los mencionados rasgos esenciales del republicanismo (para olvido del rey emérito), la paciencia, el ya maduro tipógrafo fue acusado injustificadamente de traicionar los ideales que defendía “en sede parlamentaria”. Un diario de adscripción católica de título El Debate, le acusó injustamente de acudir al parlamento envuelto en un caro y lujoso abrigo de pieles. A Iglesias, hombre sencillo y austero, quien gastaba sólo dos trajes, uno de estío y otro de invernía, aquello le supo tan mal que no volvió a usar gabán, llegando incluso a pasar frio para no verse acusado de tamaño desafuero e inconveniente dispendio.

Después del obligado descanso gripal, al PSOE no le va a quedar otra solución que volver a abrigar a Pablo Iglesias, al suyo, claro. Y la vacuna, en formato de refundación tendrá que ser de las nuevas, de las de ARN mensajero, compuesta, al menos, de cuatro elementos básicos: austeridad, consideración, disidencia y honradez.

Nota: Las nuevas vacunas de ARNm enseñan a las células a crear una proteína viral para generar inmunidad desde dentro, entrenando así al sistema inmunológico; no se basan, como la vacunación clásica, en inocular virus atenuados, debilitados, prácticamente muertos.

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