Amancio Ortega y José María Castellano: así fue el divorcio empresarial más sonado

La fallida compra de Unión Fenosa por parte de Amancio Ortega (Inditex), Jacinto Rey (San José) y Julio Fernández Gayoso (Caixanova), en la que incluso a última hora alguno de los socios llegó a ofrecer a Castellano la presidencia de la eléctrica, hizo irreversible una relación ya deteriorada entre presidente y vicepresidente del grupo textil

Amancio Ortega y Jose María Castellano

Amancio Ortega y Jose María Castellano

Cuando el ourensano Honorato López Isla colgó el teléfono salió del despacho eufórico. El mismísimo consejero delegado de Unión Fenosa.  Había un comprador de excepción para el paquete de control que tenía el Banco de Santander en la compañía, nada menos que el 22% del capital. Aquello suponía un vuelco en el consejo, relevo en la presidencia y, lo más importante, una vuelta a los orígenes de la mejor forma posible. La añorada “regalleguización” de la eléctrica. Al fin. Aquello sucedía en septiembre de 2005, hace exactamente veinte años. Lo cuenta el periodista Julián Rodríguez en Señores de Galicia (La Esfera de los Libros, 2008)

Y todo parecía estar encarrilado porque Matías Rodríguez Inciarte, vicepresidente del Santander y mano derecha de Emilio Botín en las negociaciones, había confirmado vía “sms” que el jefe aceptaba el precio ofrecido por Amancio Ortega, Jacinto Rey y Julio Fernández Gayoso. Los propietarios de Inditex, Constructora San José y el primer espada de Caixanova se llevaban el gato al agua. Iban a hacer historia. Lo que ninguno de los tres socios podía imaginar en aquellos momentos de dicha era lo que iba a suceder horas más tarde.

Las maniobras de Emilio Botín

Muy clara no debía tener el presidente del Santander la arquitectura legal de la propuesta, no la solvencia económica del grupo, que Botín tomó una decisión ante la duda de que la CNMV obligase al grupo gallego a lanzar una incierta opa sobre el 50% de la eléctrica. Sin decírselo a los nuevos compradores, y desde Nueva York, a donde se había desplazado para asistir a una reunión informal del FMI, decidió abrir una auténtica subasta sobre ese 22% que tenía en Unión Fenosa.

Para ganar tiempo, relata Julián Rodríguez en Señores de Galicia, al menos unas horas, comenzó a pedir avales al grupo gallego, algo que sentó muy mal a Ortega. Y, de paso, escuchó otras ofertas. Entre ellas, la de Florentino Pérez. Bastaron dos conversaciones para que el presidente de ACS y entonces mano derecha de los hermanos March se hiciera con el control de Unión Fenosa por 2.219 millones de euros. Pagaba 33 euros por acción. La mitad de dicho importe eran plusvalías para Botín. ¿Cómo era posible? ¿Qué había sucedido para que todo se fuera al traste? ¿Tenían consistencia los reparos de Botín hacia la oferta gallega? ¿Simple impaciencia? ¿Era una jugada más para subir el precio o fue una deslealtad en toda regla?

El ninguneo a Castellano

Tan a su modo había llevado Ortega el asalto a Unión Fenosa, y tanto protagonismo había cedido a Jacinto Rey, que el entonces número dos de Inditex, José María CastellanoCaste, se sintió ninguneado cuando al final, al ver que las cosas se torcían, recurrían a él para que arreglara el lío con el Santander, incluso ofreciéndole la presidencia de la eléctrica una vez adquirida, algo que sorprendentemente el dueño de Inditex ni conocía ni mucho menos compartía. La unidad del grupo saltaba así por los aires.

Oficialmente, José María Castellano, vicepresidente del consejo de Inditex, que convivía ya entonces con Pablo Isla en el día a día de la gestión, dejó el 24 de septiembre de aquel año todos sus cargos en la compañía textil alegando motivos personales. La empresa había entregado a finales del verano todo el poder ejecutivo a Pablo Isla, el nuevo consejero delegado. La fallida compra de Unión Fenosa lo precipitó todo.

La ruptura

Castellano, prosigue el relato en Señores de Galicia, tenía sus razones para dudar de que todo aquello de Unión Fenosa llegara a buen puerto. Fue el único de los protagonistas que habló tras el fiasco de la operación. Y fue en unas declaraciones al diario El Mundo cuando el catedrático coruñés dio sus razones, una vez fuera de Inditex y, lo más trascendente, roto en cuestión de minutos un matrimonio empresarial de treinta años con Ortega.

Que si era una oportunidad única perdida para Galicia, que si había que haber cerrado la operación en cinco minutos con un preacuerdo, que si estaba desolado… Pero, lo más importante, de acuerdo con su versión, era que el algo más del 4% que ya controlaba Caixanova en Unión Fenosa obligaba por narices al grupo comprador a lanzar una carísima opa, ya que sumado al 22% que adquirían al Santander, rebasarían el 25% del accionariado. Así de fácil. A su juicio, los ofertantes habían reparado demasiado tarde en la legislación sobre ofertas públicas y no había nada que hacer. Fue, finalmente, la fallida compra de Unión Fenosa lo que oficializó la ruptura de uno de los tándems empresariales más longevos y exitosos de España hasta entonces.

Comenta el artículo
Avatar

Historias como esta, en su bandeja de entrada cada mañana.

O apúntese a nuestro  canal de Whatsapp

Deja una respuesta