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Alcoa abre la puerta a vender la planta de aluminio de San Cibrao y cerrar la alúmina a partir de 2027
La compañía traslada a los inversores un doble escenario respecto a San Cibrao, el de continuar las operaciones o abandonar el complejo a partir de 2027, cuando vence el acuerdo de viabilidad que firmó con los trabajadores
 
				Un hombre durante una protesta de trabajadores de Alcoa, a 23 de noviembre de 2024, en Ribadeo, Lugo, Galicia (España). Carlos Castro – Europa Press
Alcoa ha vuelto a poner sobre la mesa una posible venta de la planta de aluminio de San Cibrao. Y también un hipotético cierre de la refinería de alúmina. No ahora, ni el año que viene, sino como una de las posibilidades que prevé para el complejo lucense a partir de 2027, el año en el que vence el acuerdo de viabilidad que firmó en 2021 con los trabajadores, y que luego sufrió varias modificaciones. La multinacional con sede en Pittsburgh trasladó este potencial escenario durante el Investor Day celebrado este jueves, un evento pensado, precisamente, para trasladar a los inversores y analistas la visión estratégica de la compañía para los próximos años. En el caso de sus últimas factorías en España, el grupo que dirige Bill Oplinger dibujó un doble escenario: uno en el que sigue operando las plantas y otro en el que pone pies en polvorosa.
Alcoa, en la presentación que elaboró para la jornada, indica que habrá una reevaluación de la situación en A Mariña en 2027. El plazo tiene sentido por dos motivos: es cuando considera que la producción de aluminio volverá a ser viable y a generar flujos de efectivo positivos por el desarrollo del acuerdo con Ignis, entre otros factores; y es cuando tendrá una mayor flexibilidad para la toma de decisiones, pues vence el acuerdo de viabilidad pactado con los trabajadores.
En ese momento, señala el documento, se planteará «continuar operando o vender» la planta de aluminio en el caso de que, como prevé, sea rentable. Para la alúmina, Alcoa indica que prevé finalizar las obras de ampliación de la balsa de lodos y que, como sucede con la planta contigua, valorará continuar operando la refinería o, directamente, cerrarla. La compañía utiliza el término «evaluar» para referirse al eventual cierre, dando a entender que 2027 será el año clave para tomar una determinación sobre su futuro en San Cibrao y, en consecuencia, en España.
La visión de Alcoa
La multinacional planteó este doble escenario en el marco de un análisis financiero y de las perspectivas futuras de las factorías gallegas, que han sido un punto de tensión recurrente en su red global de producción y un tema de conversación cotidiano en los encuentros de Oplinger y de la directora financiera, Molly Beerman, con los analistas. Los mensajes no distan demasiado de los ya trasladados en las presentaciones de resultados: el objetivo en San Cibrao es «neutralizar los impactos financieros (negativos) de las operaciones en España a finales de 2027», mediante el reinicio de la fundición y otras posibles «mejoras operativas» que irá evaluando. El plan, en lo tocante a los números, es que la actividad de la planta de aluminio pueda cubrir las pérdidas que, según estima, generará la alúmina, algo que ya había anticipado la multinacional.
También afirma el grupo que avanzará con su inversión en la ampliación del área de almacenamiento de residuos (balsa de lodos rojos), lo que permitiría incrementar la producción de alúmina, algo que evaluará en función de las condiciones de mercado. Alcoa redujo a la mitad la producción de la refinería en 2022, en medio de la escalada de precios energéticos. La planta de abastece a través del gasoducto de A Mariña, operado por Naturgy.
Finalmente, la compañía dice que espera alcanzar «rentabilidad y generación de efectivo en la fundición para compensar las pérdidas de efectivo de la refinería» y, después de 2027, reevaluar su futuro en Galicia, es decir, sopesar la continuidad o la desinversión.
La paradoja de San Cibrao
El campo abierto que deja Alcoa para sus operaciones en España tienen una lógica temporal, pues el vencimiento del acuerdo de viabilidad y el teórico regreso a la rentabilidad facilitarían una posible salida de A Mariña, incluyendo la posibilidad de vender las instalaciones tras varios intentos fallidos. Por otra parte, también encierran una contradicción, pues la multinacional tendrá menos necesidades de deshacerse del complejo si es capaz de generar beneficios.
Ahora bien, hay al menos dos elementos que arrojan incertidumbre sobre este objetivo, el de la rentabilidad. Faltan los parques eólicos que deberían abastecer a la fábrica de aluminio a través de acuerdos de suministro a largo plazo (PPA) y que la conselleira de Economía, María Jesús Lorenzana, dijo este jueves que veía en peligro por el bloque judicial de los proyectos. Y falta por confirmar también el incremento de las compensaciones por CO2, que Oplinger consideró claves para compensar los costes energéticos.
 
						 
						 
						 
						