Alcoa cambia el chip en San Cibrao: prevé que la planta de aluminio «cubra las pérdidas» que generará la alúmina

La directora financiera del grupo advierte que la refinería de alúmina está en números rojos y generará problemas de liquidez por la inversión en la balsa de lodos, aunque prevé que la fábrica de aluminio compense las pérdidas cuando esté a plena capacidad

Bill Oplinger, CEO de Alcoa, durante una visita a Guinea Bauxite Company (GBC) / Alcoa

Bill Oplinger, CEO de Alcoa, durante una visita a Guinea Bauxite Company (GBC) / Alcoa

La directora financiera de Alcoa, Molly Beerman, participó este jueves en una conferencia organizada por Jefferies para analizar la situación y el horizonte inmediato de la compañía, que tiene en San Cibrao (Lugo) uno de los puntos calientes de su capacidad global de producción. La planta de A Mariña atraviesa un largo proceso, en ocasiones incluso tortuoso, para volver a la viabilidad y evitar un cierre que estuvo en varias ocasiones sobre la mesa, lo que supondría clausurar la última planta de aluminio primario de España. En el camino, el complejo vivió dos cambios de propiedad. Primero con la salida de la australiana Alumina Limited de la refinería con la absorción por parte de Alcoa de su socio. Después, con el acuerdo con Ignis EQT, al que vendió el 25% de las dos plantas.

Esta alianza otorgó al grupo de Pittsburgh liquidez para reactivar la factoría de aluminio. Y con liquidez se gana tiempo para que cuajen el resto de condiciones que la compañía juzga imprescindibles para el futuro del complejo, como el incremento de las compensaciones por CO2 o la construcción de los parques eólicos para abastecer las instalaciones.

Beerman se mostró optimista respecto a la hoja de ruta actual. La también vicepresidenta de Alcoa está convencida de que, cuando la fábrica esté a plena capacidad, lo que no sucederá hasta mediados de 2026 por el apagón eléctrico de abril, volverá a ser rentable. La mayor preocupación está ahora en la planta contigua, la de alúmina.

Tensiones de liquidez

«La refinería está generando pérdidas económicas. Y, lo que es más importante, está generando pérdidas de efectivo porque estamos invirtiendo mucho capital allí«, advirtió la directiva. Hizo referencia a la ampliación de la balsa de lodos rojos, autorizada por la Xunta el pasado febrero, y a la preparación del terreno para su futuro cierre y restauración. Es decir, no se trata solamente de una provisión para desmantelamiento, a la manera de las instalaciones energéticas, sino de una inversión sobre el terreno para posibilitar la futura clausura, según explicó Beerman. «La buena noticia es que la reanudación (de la planta de aluminio) va bien. La mala noticia es que tendremos cierta presión de liquidez hasta que se reinicie por completo«, concluyó la directora financiera de Alcoa.

El efectivo está siendo un elemento central en los últimos capítulos de la crisis de San Cibrao. Sirvió incluso como cuenta atrás para el cierre del complejo, cuando la compañía dijo que no estaba dispuesta a poner un dólar más y que si se acababan los fondos sin un plan de futuro a la vista habría que «tomar decisiones difíciles», en palabras del presidente, Bill Oplinger. El acuerdo con Ignis EQT tuvo, entre otras ventajas, que permitió inyectar 100 millones de liquidez (75 millones de Alcoa y 25 de Ignis) para desarrollar la hoja de ruta actual. También la liquidez provocó una de las últimas desavenencias con los sindicatos, pues el fabricante pretendía reforzarla con los fondos comprometidos para inversiones en equipamiento para la fábrica, como el horno de cocción de ánodos.

La salvación está en el aluminio

La factoría de alúmina perdió 300 millones entre 2023 y 2024, según las cuentas de la sociedad que controla la planta, Alúmina Española. La directora financiera de Alcoa cree, sin embargo, que el desempeño de la fábrica de aluminio podrá cubrir los números rojos. No ahora, pues este ejercicio prevé un resultado negativo entre 90 y 110 millones de dólares. Y tampoco el año que viene. Pero, sí en 2027 y 2028, cuando la fundición debería estar funcionando el ejercicio completo con plena capacidad.

«Al analizar las perspectivas para 2027 y 2028, vemos sin duda una posibilidad de que la fundición compense las pérdidas (de la alúmina)», afirmó Beerman. «A plena capacidad, la fundición será rentable, generará efectivo y, con tiempo, será suficiente para cubrir las pérdidas de la refinería», insistió. Años atrás, la planta de alúmina, alimentada a través del gasoducto de A Mariña de Naturgy, fue un refugio para Alcoa de la hostilidad de los precios eléctricos del aluminio. Esto se acabó en la última crisis energética, cuando la compañía optó por reducir a la mitad la producción ante la escalada del gas. Ahora la situación ha dado un vuelco, y es el aluminio el que puede salir al rescate de su instalación vecina.

Amor y electricidad en San Cibrao

La vicepresidenta y responsable financiera de Alcoa tuvo, en todo caso, palabras de elogio hacia el complejo de San Cibrao, que hasta hace poco su grupo pretendía cerrar. Dijo que España y los empleados conformaban un «activo fundamental», pues tenían una gran cualificación para gestionar tanto la fundición (aluminio) como la refinería (alúmina). «Si no fuera por los problemas energéticos de España, estaríamos felices de seguir gestionando ese activo», aseguró.

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